lunes, 24 de octubre de 2011

Fracasos tecnológicos convertidos en éxitos

En 1968 Spencer Silver, un investigador de la compañía 3M (Minessota Mining and Manufacturing Company) estaba buscando un nuevo adhesivo potente, pero sólo consiguió uno que pegaba poco, y no se le dio ningún uso.

En 1974, Art Fry se encontraba en la iglesia e intentaba leer algunos salmos, marcados en su libro. Pero los papeles donde estaban apuntados se caían continuamente. Sin embargo, se acordó del invento de Spencer Silver, y decidió utilizar ese pegamento para pegar los separadores a los libros, sin que la hoja resultara dañada, y con la posibilidad de despegarlos.

 Al día siguiente, Fry hizo un primer intento infructuoso. Pero insistió y un día le entregó un libro a su jefe, en el que había introducido uno de sus separadores. Cuando se lo devolvió, el superior le había escrito algo encima de aquella primera nota Post-it «Me percaté de que era una nueva forma de organizar la información, de traspasarse mensajes, y comencé a luchar para que mi empresa, 3M, la comercializara» concluyó

 Después de realizar muchos estudios para ver las diferentes reacciones que causaban los Post-it, los responsables del producto obtuvieron diferentes éxitos dependiendo de qué tipo de personas los utilizaran. Viajaron a diferentes partes de EEUU e hicieron un gran esfuerzo en mostrar el producto y darlo a conocer

Finalmente, tras la adecuada campaña comercial, el éxito fue rotundo.

 En 1980, los Post-it ya se usaban por todo Estados Unidos y un año después aterrizaban en Europa, siendo hoy en día un objeto utilizado en todo el mundo

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